Voy a dar mi opinión personal de un tema que considero muy importante, fundamentalmente por sus posibles repercusiones fruto de un desconocimiento general.
Con relativa no poca frecuencia en la consulta diaria se repiten casos como el que voy a comentarles:
Niño/a de 4 años de edad que lo llevan por primera vez al oftalmólogo para una revisión rutinaria, dado que nadie le ha notado nada extraño, y que se detecta que un ojo no ve bien, es decir, padece un posible ojo vago cuya causa más frecuente es un problema de gafas o de microdesviaciones (por no entrar en otras posibles causas cuya solución es mucho más difícil y con mayores repercusiones)
Tras explicar a los padres la situación, la necesidad de poner tratamiento al problema, su posible evolución y alternativas, siempre surge la pregunta: «¿Y porqué el pediatra no nos ha dicho nada? …Nosotros creíamos que la primera revisión del niño era cuando conociese los números, por eso lo hemos traído ahora«
Ante esta situación, la respuesta es muy clara y contundente: LOS NIÑOS DEBEN VALORARSE OFTALMOLOGICAMENTE DESDE RECIEN NACIDOS
Seguidamente daremos una explicación, reitero desde mi opinión personal, que lo justifica:
- Un recién nacido no colabora para poder saber lo que ve; ¿entonces como lo hacemos? – En esa primera revisión debemos valorar aquellas circunstancias que requieren una actuación inmediata, como puede ser la aparición de unas cataratas congénitas, cualquier deformidad que interfiera el desarrollo de su visión, el fondo de ojo, etc… para lo cual es necesario dilatar las pupilas con las clásicas gotitas que nos permitan excluir estas patologías, las cuales si nos pasaran desapercibidas pueden tener consecuencias muy serias no solo para su visión, sino en ocasiones (muy escasas en estadística gracias a Dios), para su situación vital, como pueden ser la aparición de tumores dentro del ojo.
- Incluso en esta tierna edad de pocos meses, no olvidemos, que también podemos realizar de forma objetiva una rápida y sencilla valoración de su estado refractivo, es decir, conocer si necesita gafas o poder preveer en cierta medida sus necesidades futuras para evitar el desarrollo de un ojo vago. Esto es algo que angustia mucho a los padres cuando existen antecedentes en alguno de ellos.
- Pero, si el niño no sabe hablar….¿cómo va a reconocer las letras?. No es necesario que colabore, pues podemos tener valores objetivos de su estado visual mediante test adaptados a su edad (Test de visión preferencial), o de valoraciones objetivas de el estado de su ojo en cuanto a la posible necesidad de corrección de gafas (retinoscopía). Esto sería lo mismo que cuando un paciente adulto padece un déficit general que impide o dificulta su comunicación con el médico, no por ello vamos a dejarlo sin ver y por el contrario lleva gafas independientemente de que no pueda comunicarse con nosotros.
- Si el pediatra ya lo ve…… ¿Para qué hacer una revisión oftalmológica?.- Es necesaria porque el pediatra en la mayoría de ocasiones no tiene medios para poder valorar en su consulta el estado refractivo sin la colaboración del niño (para lo cual es necesario dilatar la pupila y hacer una retinoscopía), o la valoración del fondo de ojo en su totalidad, o cualquier otra patología que sin dilatar la pupila y equipos oftalmológicos no pueda diagnosticarse correctamente. En ocasiones se cree que de la valoración de la visión y los ojos de un niño en estos primeros años el único responsable es el pediatra, y en mi modesta opinión personal, nada mas lejos de la realidad el intentar descargar la totalidad de la responsabilidad en un profesional que hace todo lo posible con los escasos medios que en ocasiones tiene. Los que nos dedicamos a la oftalmología infantil sabemos que sin los medios adecuados y sin dilatar la pupila, muchos problemas pasan inadvertidos, más aún cuando son pacientes que por su edad no prestan la adecuada colaboración y requiere de todos los medios a nuestro alcance para precisar un correcto diagnóstico.
Pudiera parecer que esto es un apoyo a los pediatras por corporativismo de otro especialista (como es mi caso de oftalmólogo especialista en oftalmología pediátrica y estrabismos), pero lo cierto es que estoy manifestando lo que realmente pienso; Los pediatras realizan una labor excelente teniendo que abarcar la totalidad de las especialidades en un entorno muy difícil, en el sentido de que la colaboración del paciente es nula y eso hace mucho más dificultosa su valoración. Si a esto añadimos la escasez de medios que en ocasiones tienen, hace que su trabajo deba ser elogiado y reconocido y desde luego no les achaquemos responsabilidades que serían propias de otras especialidades.
Los pediatras hacen una valoración con los medios que disponen y son los que en muchas ocasiones dan el primer aviso sobre un problema en la visión, pero solo ante una completa valoración oftalmológica con dilatación de la pupila será cuando estemos seguros de la situación visual de nuestro bebé, pues incluso en esa tierna edad de los primeros meses de vida cualquier oftalmólogo pediátrico puede conocer su estado de graduación y predecir la posible necesidad de empleo de gafas y/o de desarrollo y necesidad de tratamiento de un ojo vago, como ya comentábamos anteriormente.
Para que los pediatras fuesen responsables de la detección de la totalidad de causas que pueden generar un ojo vago, habría que dotarles de la formación y especialmente el equipamiento necesario en todos los consultorios, pues habría que equiparlos con sistemas de valoración objetiva de la graduación (retinoscopios con sus correspondientes reglas, o sistemas más o menos objetivos como refractómetros automáticos o sistemas de screening como los fotorefractómetros tan popularizados en América), así como equipos de oftalmoscopía binocular para poder valorar el fondo de ojo en su totalidad tras dilatar la pupila. En el fondo, y reitero que es una opinión personal tras más de 25 años de experiencia, sería hacer que los pediatras hicieran la labor para la cual está preparado el oftalmólogo pediátrico.
Cuando se piensa que hay que esperar a los 3-4 años que es cuando el niño ya colabora y nos va a decir en mejor o peor forma si ve bien, en ocasiones solo estamos confirmando la existencia de un ojo vago, el cual requerirá tratamiento, pero dependiendo de su causa puede ser imposible el mismo o desde luego cuanto más tardemos en diagnosticarlo su recuperación va a ser más difícil. Por ello, para evitarlo nada mejor que el control desde los primeros meses de vida por un oftalmólogo pediátrico que nos indicará los controles a seguir en cada caso. especialmente si tenemos cualquier sospecha, antecedente familiar, etc…
Cuando pensamos que un niño es muy pequeño por la edad para verse o para poner las gotas que lo dilatan, recordemos que un bebe prematuro, incluso en la misma incubadora, es el pediatra quien solicita la valoración del oftalmólogo pediátrico, el cual dilata las pupilas del niño y valora su fondo de ojo, por el riesgo a que haya desarrollado un problema de prematuridad que le conduzca a la ceguera, lo cual incluso requiere intervención en esa edad para evitar ese riesgo y tratarlo. Por ello si siendo prematuro recién nacido podemos valorarlo tras dilatar la pupila, ¿cuando mejor no se puede valorar cuando es un recién nacido a término o con unos meses de vida?
Por ello en mi opinión, no hagamos caso a cantos de sirena o a sonidos de la calle, que la mayoría de las veces están tergiversado o están mal entendiendo la realidad y no echemos la culpa a los pediatras de una responsabilidad que debe ser asumida conjuntamente por el oftalmólogo pediátrico, el control de la visión y valoración de la visión de un niño desde el nacimiento. El pediatra hace una excelente labor de detección, dado que muchos casos que sin su ayuda no habrían sido detectados, pero en otros casos no dispone de medios suficientes para poder diagnosticarlos, por lo cual es el oftalmólogo pediátrico el que nos dará la valoración con mayor precisión por los medios de que dispone, así como que un tiempo de su formación vía MIR ha debido estar especialmente dirigida a ello como parte de los conocimientos necesarios para obtener la acreditación de su especialidad.
Es una opinión personal pero una situación muy difícil de afrontar en la consulta es tener un niño con un problema en su vista que se podía haber tratado anteriormente y que por desconocimiento de la correcta edad para valorarlo, los padres lo han llevado tarde al oftalmólogo. Esta trágica pregunta siempre surge: ¿Doctor y si lo hubiese traído antes?
UN NIÑO DEBE VALORAR SU VISIÓN Y SUS OJOS DESDE RECIEN NACIDO CON LOS MEDIOS NECESARIOS Y PARA ELLO ESTA EL OFTALMOLOGO PEDIATRICO.
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