El torcer un ojo o estrabismo es una patología importante que debe controlarse desde edades tempranas de la vida. Sí es cierto que estos defectos a veces tienen una transmisión familiar, pero eso no quiere decir que no deba ser corregido, pues puede desencadenar en un ojo vago con las consiguientes repercusiones de por vida.
Siempre debe consultarse con el especialista ante la más mínima sospecha de desviación ocular, pues esto puede condicionar un ojo vago o ambliopía que posteriormente será necesario recuperar. De todas formas es muy frecuente en los recién nacidos que cuando miran hacia los lados uno de los ojos se esconda por debajo del pliegue del párpado a nivel de la nariz, dando el aspecto de un falso estrabismo o pseudoestrabismo, pues el ojo realmente no tiene tal desviación y por tanto no requiere tratamiento alguno, si bien dada la corta edad del niño, deberá seguirse la evolución para confirmar dicho proceso.
Existen múltiples tipos de estrabismos que deben valorarse personalizadamente. No es infrecuente que torzamos en determinadas posiciones de la mirada o cuando miramos a distintas distancias en grados diferentes. Ello requiere una correcta valoración para evitar dicha alteración, que muchas veces puede solucionarse con una correcta graduación bajo dilatación y otras requiere intervención quirúrgica.
No todos los estrabismos son constantes. A veces existen estrabismos latentes que ante determinadas circunstancias físicas generales pueden descompensarse y manifestarse en menor o mayor medida. Estos estrabismos se denominan Forias y deben tratarse mediante terapias de rehabilitación para evitar su descompensación o incluso con cirugía cuando ésta es inevitable.
Si bien la operación de estrabismo en la mayoría de ocasiones tiene una finalidad estética, el momento de intervenirlo es muy importante, pues postponer una intervención que deba realizarse en edades del desarrollo, puede conllevar problemas a largo plazo más difíciles de resolver, además de que debemos considerar el componente del entorno psicosocial del niño, muchas veces tan importante o más que el componente estético.
La finalidad de la oclusión no es evitar que tuerza los ojos, sino recuperar visión. Con el parche vamos a obligar a utilizar el ojo que no está tapado, con lo que con ello vamos a conseguir recuperar visión siempre que estemos en edades por debajo de los 10 años, pues a partir de ahí la maduración visual ya se ha producido.
Estamos ante un error de concepto importante. Realmente nunca se tuerce solo un ojo; el estrabismo es de ambos ojos, pero se emplea el ojo que mejor visión tiene o que menos esfuerzo nos representa. Ello quiere decir que no es que estemos torciendo sólo un ojo, sino que estamos empleando sólo el ojo que no torcemos, mientras que el ojo que se desvía no se utiliza. Por ello tras recuperar visión e igualar la visión en ambos ojos es frecuente que alternemos la utilización de ambos ojos de forma indistinta, y por tanto alternemos igualmente el ojo que torcemos, por lo que es un indicativo no de empeoramiento, sino de mejoría de la visión en el ojo vago.
Muchas veces adoptamos giros de la cabeza o tortícolis para conseguir mantener un alineamiento de los ojos y la consiguiente mejora en la visión, por ello aunque el problema que vemos es el giro de la cabeza, el causante es una alteración en los músculos del ojo que deberán intervenirse para evitar ese tortícolis.
La finalidad de las gafas es conseguir que el ojo consiga una buena visión sin necesidad de realizar esfuerzos que pueden originar el estrabismo. Por ello si con las gafas tenemos buena visión y no torcemos, el problema estará resuelto, pero evidentemente cuando quitemos las gafas volveremos a la situación de esfuerzo previa y por tanto volveremos a torcer. Es en estas situaciones donde podemos valorar dependiendo de la edad del paciente la cirugía refractiva (de la gafa), pero nunca del estrabismo que se tuerce al quitar las gafas, pues el problema original se debe a la necesidad de gafas y es lo que debemos solucionar.
Existen distintas alternativas dependiendo del tipo de estrabismos que padezcamos. Algunos se corrigen únicamente con gafas, pudiendo ser la solución de ellos la intervención para quitar las gafas y por tanto quitar el estrabismo al corregir el defecto de gafas. Por el contrario otros requerirán el empleo de cirugía donde movamos los músculos del ojo para colocar el ojo en la posición más correcta que queramos, muchas veces con anestesia de gotas y sin necesidad de ingreso. Además en los últimos años ha surgido la alternativa de colocar una medicación (toxina botulínica) que paraliza la acción del músculo en el que se coloca. Cada caso deberá ser valorado personalizadamente.
La intervención dependerá de cada caso particular, pues no todas las intervenciones son iguales, ni siempre se opera igual, pues cada caso es diferente Como norma general la operación consistirá en cortar y reposicionar los músculos oculares, haciendo que aumente, disminuyan o cambien su efecto para mejorar la estética del paciente. Esta operación puede durar desde 30 minutos hasta un par de horas, dependiendo del tipo de intervención, numero de músculos, uno o ambos ojos, etc. Normalmente no requiere ingreso hospitalario y puede ser dado de alta el mismo día de la intervención, requiriendo controles estrictos de seguimiento.