Móviles y Tablets: ¿Un problema?

Los avances tecnológicos de las últimas décadas, han hecho que lo que antes eran dispositivos profesionales y limitados a sectores muy concretos de la sociedad, se haya difundido y popularizado de tal forma que hasta los niños más pequeños comienzan a usarlos desde los primeros años de su vida; nos referimos a los ordenadores, tabletas y teléfonos móviles.

Esta gran difusión de dichos dispositivos ha contribuido a facilitarnos el día a día de nuestro trabajo y nuestro ocio, pero junto al aumento de su demanda has surgido múltiples debates sobre las condiciones de su manejo y más aún sobre los posibles problemas, si los hubiese, para nuestros pequeños.

Así se ha popularizado la creencia que de estos dispositivos originan serios problemas visuales, irritación de ojos, aparición de miopías, o incluso problemas serios para la salud visual derivados de la luz de las pantallas en nuestros ojos, etc.. Vamos a intentar aclarar algunas dudas al respecto.

Cuando miramos fijamente a cualquier dispositivo o pantalla (como puede ser la televisión o el cine), disminuimos inconscientemente la frecuencia de parpadeo, lo cual es algo importante para la lubricación de los ojos.  Los párpados distribuyen la película lagrimal sobre nuestra cornea y facilitan su hidratación, necesaria para tener una buena visión al igual que es importante mirar por una ventana limpia para poder tener una claridad de visión.  De esta forma cuando estamos mucho tiempo antes estas pantallas, sin descanso, los ojos se nos enrojecen, lloran, tenemos sensación de arenillas en ellos, etc.. Esto es debido a que la lagrima al no distribuirse adecuadamente por la superficie ocular nos provoca una sintomatología similar a como si padeciésemos un ojo seco.

Para evitar este problema, lo mejor es que utilicemos sustitutos de lágrimas artificiales, sumados a realizar tiempos de descanso para mejorar la hidratación de los ojos al aumentar la frecuencia del parpadeo. Estos síntomas suelen ser leves y reversibles fácilmente, y como decimos, a veces solo con el descanso se solventan sin mayor inquietud. Además unas condiciones saludables de trabajo, como una buena posición de las pantallas y disponer de luces indirectas cuando trabajamos, ayudará a que dichos síntomas se mitiguen al requerir una menor esfuerzo visual.

 

Otro de los rumores existentes es el aumento de problemas visuales relacionados con la aparición de miopía ante el uso abusivo de estos sistemas. Existen algunos estudios, sobretodo de países asiáticos, donde se evidencia un aumento de la miopía en la población y uno de los motivos que aducen es el abuso de dispositivos donde aumenta el esfuerzo para la visión de cerca. Si bien todos estos estudios aún requieren de una mayor corroboración y análisis más detallados para asegurar dicho aumento de la miopía, lo cierto es que estamos viendo con una mayor frecuencia en las consultas de oftalmología pediátrica, la aparición de falsas miopías, lo que los oftalmólogos denominamos “espasmos de acomodación”, fruto de que el esfuerzo continuado en la visión de cerca, hace que el ojo tenga una imposibilidad para relajarse posteriormente y poder enfocar en la visión de lejos, aparentando dicha falsa miopía (facilidad para ver de cerca e imposibilidad de enfocar de lejos). Para el diagnóstico de esta falsa miopía es básico y necesario el instilar las gotas que paralizan la acomodación que son esenciales para una correcta graduación en los niños, lo cual se realiza de forma rutinaria en las consultas de oftalmología y sin las cuales la graduación nunca va a ser exacta. Con la instilación de estas gotas, podemos saber si la aparente miopía que manifiesta el niño es verdadera o por el contrario es falsa y secundaria a un esfuerzo en visión cercana que debemos de intentar remedar.

Para el tratamiento de estos casos de falsa miopía, será nuestro oftalmólogo el que recurrirá en ocasiones a gotas por un tiempo limitado y siempre bajo supervisión, que nos impidan dicho esfuerzo en visión de cerca y nos faciliten la relajación de los músculos de enfoque, así como también puede ser útil ayudarnos de ciertos ejercicios o terapias visuales “científicamente demostradas” que contribuyan a dicha relajación (en estos casos la colaboración con el optometrista es fundamental), así como de forma básica solicitaremos en lo posible disminuir el empleo de dispositivos de visión cercana cuando no sean necesarios.

 

Otro de los problemas que en ocasiones el saber popular ha difundido es el efecto nocivo de la exposición a dichas pantallas, oyendo periódicamente la comercialización de supuestos filtros que impiden dichos daños. Lo cierto es que los dispositivos que se comercializan con controles estrictos, manejan unos márgenes de luz y de espectro de luz que no son nocivos para el ojo, no siendo necesario el empleo de sistemas especiales para protegernos de ellos como en ocasiones oímos, mas fruto de temas comerciales que de realidades médicas científicamente documentadas.

 

Por último, tal vez algo básico que no debiéramos obviar es que si bien muchos de estos problemas que comentamos son fácilmente subsanables con elementales medidas de higiene ocular, como hacer descansos periódicos, acostumbrarnos a enfocar la vista no solo y de forma constante de cerca, sino también mirando a lo lejos para relajar los sistemas de enfoque, o el empleo de sustitutos de lágrimas artificiales que incluso si las ponemos frías nos van a ayudar como descongestivos oculares a evitar esa irritación tan molesta, lo cierto es que en los niños hay una valor añadido fundamental y es la necesidad de interrelacionarse con otros niños y su socialización. El tener como único amigo un teléfono móvil, un ordenador, o una tableta, es algo que puede ser muy peligroso en la socialización del niño a corto y largo plazo. Los niños deben interrelacionarse con sus compañeros, jugar al aire libre y aprender a tener una vida social plena, pues no viven aislados sino en sociedad.

Por todo ello, no debemos condenar el empleo de las modernas tecnologías si bien, debemos hacer un uso responsable de ellos, más aún cuando dichos sistemas van a representar una parte muy importante en nuestras vidas y en nuestro desarrollo profesional, pero no olvidemos que en la infancia no deben sustituir al cariño de unos padres, la conversación con la familia o los juegos con los amigos.

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