Películas en 3D ¿Porqué no las veo?

Existen muchas posibles causas por las que una persona puede no tener visión de tres dimensiones y consiguientemente no visualizar las películas en 3D. Lo primero que demos decir para tranquilizar a los lectores, es que los posibles problemas que puedan aparecer al visionar estas películas no son consecuencia de las películas, sino que son debidos a patologías o deficiencias que padece la persona y que se ponen de manifiesto al intentar ver las películas en 3D, pues anteriormente no nos habíamos percatado de ello. Por lo tanto debemos considerar estas películas hasta cierto punto como “pruebas” beneficiosas para conocer nuestro grado de percepción visual en 3 dimensiones. Muchos recordarán aquellos libros en 3D que teníamos los que ya tenemos unos años y que algunos no podían verlos y otros sí; pues las películas en 3D son esos mismos libros pero con la tecnología del siglo XXI.

Por lo tanto, el problema surge cuando al intentar ver esas películas nos damos cuenta de que no podemos visualizarlas al igual que nuestros amigos, no percibimos la sensación de relieve o profundidad, o encontramos ciertas molestias visuales o mareos al cabo de un tiempo de intentar visionarlas.

Para tener una buena sensación de profundidad, de visión 3D o estereopsis, debemos reunir dos requisitos fundamentales, por un lado tener una relativa buena agudeza visual en ambos ojos y por otro lado que los dos ojos no tengan ninguna desviación manifiesta o latente que impida que ambos ojos miren al mismo punto (estrabismo). Dentro de estos dos grandes grupos existen no pocas patologías que pueden ser causantes de sus alteraciones, y así atendiendo al tipo de estrabismos, existen diferentes procesos que pueden hacer que tengamos en ocasiones, de forma más o menos constante una desviación de los ojos, como pueden ser hipermetropías ocultas (necesidad de gafas de la cual no nos hemos percatado) que nos obliguen a forzar la vista para ver y en determinadas ocasiones condicionen una desviación ocular (para cuyo diagnóstico y tratamiento será necesaria la dilatación pupilar previa a cualquier prescripción de gafas); desviaciones intermitentes de los ojos que solo se manifiesten en ocasiones como puede ser al mirar de lejos o en determinadas posiciones de la mirada y para cuyo diagnóstico requeriremos una completa revisión oftalmológica desde el punto de vista de un oftalmólogo especialista en estrabismos para plantear posibilidades de tratamiento, las cuales pueden ser tan simples como el empleo de gafas (siempre tras realizar una necesaria dilatación pupilar para no incurrir en errores, especialmente con los niños), tratamientos quirúrgicos o tratamientos rehabilitadotes con la colaboración de los optometristas, o una combinación de todos ellos.

También como decimos existe otra multitud de causas que originan un déficit visual, como puede ser la presencia de ojo vago (ambliopías) que han pasado desapercibidas, cataratas que en ocasiones pueden ser congénitas, alteraciones en la retina en ocasiones desde nacimiento, etc…

Nos sorprenderíamos de la cantidad de personas que hasta que no realizan una valoración visual, en ocasiones para un permiso de moto o coche no se percatan de sus limitaciones visuales.

Pero una vez que hemos determinado la causa, la pregunta que nos hacemos es ¿podré ver en 3D?. Eso dependerá indudablemente del origen del problema y de su tratamiento. Si se trata de la aparición de una catarata en una persona adulta que ha tenido una visión normal, frecuentemente tras eliminar quirúrgicamente la catarata y restaurar la visión, podremos recuperar esa visión de 3D. Eso mismo también ocurrirá en muchas ocasiones cuando hemos recuperado un ojo vago, o cuando hemos tratado un estrabismo intermitente (bien quirúrgicamente o bien mediante otras alternativas como gafas, terapias, etc…). Es aquí donde la colaboración del oftalmólogo con el optometrista es fundamental. Los oftalmólogos pediátricos conocemos la gran labor que hace este colectivo cuando en coordinación con el oftalmólogo infantil y tras un minucioso diagnóstico, se establecen los procedimientos adecuados para su rehabilitación, pues no todos los casos son susceptibles de terapias ortoptistas, como no todos los casos son susceptibles de gafas o de intervenciones quirúrgicas. Es decir, a la hora de plantear el tratamiento de un posible déficit de estereopsis, debemos en primer lugar acudir para realizar una completa exploración por el oftalmólogo que es el profesional médico encargado de establecer un diagnóstico y en su caso las posibles pautas de tratamiento, algunas de las cuales requerirán la estrecha colaboración del óptico para su rehabilitación y en otras ocasiones recurriremos a procedimientos tan elementales como el empleo de gafas o tan complejos como las intervenciones quirúrgicas, y porque no decirlo, existirán muchos casos que la recuperación de la visión 3D sea imposible, y de ahí que sea fundamental realizar una completa revisión oftalmológica para prevenir o conocer dicha situación.

Recordemos que todos los niños deben ser valorados por su oftalmólogo bajo dilatación pupilar, las “temidas gotitas”, pues sin dichas gotas, la valoración de la necesidad de cualquier gafa puede no ser correcta y es la única forma exacta de conocer la verdadera graduación que tiene un niño y su posible evolución en el tiempo. Digamos a modo de ejemplo que un niño puede tener fácilmente 4 o 5 dioptrías de hipermetropía y que pasen desapercibidas sin dilatarlo y en ocasiones solo se manifiestan por los dolores de cabezas o por la desviación ocular, si bien lamentablemente en ocasiones ya hemos perdido un tiempo fundamental para su rehabilitación, pues lo cierto es que cuando se pierde la visión de estereopsis y se pasa un tiempo sin ella, es mucho más difícil volver a recuperarla que cuando se diagnostica en fases iniciales.

Indudablemente la dilatación de la pupila también es necesaria para poder valorar lo más exactamente posible las estructuras del interior del ojo y descartar la presencia de cualquier otro problema (a veces tan importantes como desprendimientos de retina, tumores, etc…).  Por lo tanto aprovechemos estas líneas para desterrar el miedo a las “gotitas” para dilatar la pupila pues en ocasiones pueden evitarnos problemas importantes.

En resumen, las películas en 3D no son un peligro, sino que suponen un buen test para detectar las posibles alteraciones de la visión binocular que podamos tener y en caso de manifestarlas debemos acudir a nuestro oftalmólogo para que nos diagnostique la causa y nos explique en caso de existir, las posibilidades de tratamiento que en algunos casos requerirán de la colaboración estrecha con los optometristas, los cuales hacen una gran labor en la detección de dichas alteraciones mediante procedimientos de screening y son los que en ocasiones dan la voz de alarma para que el oftalmólogo pueda tratar esos problemas que de otra forma pasarían desapercibidos si no hemos realizado las pertinentes revisiones oftalmológicas previas que todo niño se recomienda debe seguir desde recién nacido.

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