Comienza el nuevo curso escolar y es el momento de preparar libros, carteras y plumieres, pero hay algo más importante que no debemos olvidar y es la visión de nuestros hijos. En estos momentos es cuando empezamos a oír frases como: “la pizarra no la veo bien, las letras se me cruzan, o me duele la cabeza” y ahí es cuando recordamos que debemos hacer una revisión de su capacidad visual.
La primera pregunta es el momento mas adecuado para esa primera revisión, y la respuesta es que todos los niños deben verse en el primer año de vida para descartar algunos problemas más importantes como puede ser la aparición de cataratas congénitas o tumores intraoculares que requieren una actuación médica inmediata. Pero además debemos revisar la situación visual mediante una correcta graduación que se debe hacer siempre tras haber dilatado la pupila pues sino nunca estaremos seguros de la verdadera situación visual de nuestros hijos.
Y ¿cuales son los problemas más frecuentes que ocasionan esa dificultad en ver la pizarra o esos dolores de cabeza?; Normalmente se deben a lo que denominamos problemas refractivos como la miopía, hipermetropía o astigmatismo. Estos déficit consisten en un mal enfoque de la imagen en la retina del ojo, lo cual hace que debamos emplear gafas y/o lentillas para compensar dicho déficit.
Pero es muy importante que esos problemillas se corrijan cuanto antes, pues cuanto más pequeño es el niño, más riesgo hay de que desarrolle el temido ojo vago o ambliopía y para su tratamiento entonces no sea suficiente solamente el empleo de las gafas, sino que además debamos recurrir a parches o filtros sobre las gafas.
Es muy importante que tratemos estos problemas cuanto antes, pues si no recuperamos el ojo vago, posteriormente no tendrá solución. Un error que se piensa es que aunque un niño vea mal de un ojo, si el día de mañana se opera para quitar las gafas, verá bien, lo cual es totalmente erróneo; Las operaciones de cirugía refractiva, que no deben hacerse hasta los 20 años aproximadamente cuando la visión esté estable, lo que consiguen es eliminar las gafas, pero la misma visión que tengamos con las gafas es la que conseguiremos posteriormente sin ellas tras la intervención, de ahí la importancia de tratar el ojo vago en edades infantiles para evitar que el problema se mantenga para siempre con las consiguiente repercusiones sociales y laborales que puede tener.
Otro posible problema al inicio del colegio es la apreciación de que los niños pueden torcer los ojos, el llamado estrabismo, lo cual debe ser valorado por nuestro especialista para poder tratarlo cuanto antes, la mayoría de las veces con gafas y algunas de ellas mediante una intervención quirúrgica que conseguirá el alineamiento de los ojos y la solución del problema.
El inicio del curso escolar es un primer test para la visión de nuestros hijos y debemos estar atentos a cualquier signo que nos indique que su visión no es lo correcta que debiera ser. Un niño no sabe lo que es ver bien hasta que no ve bien. Muchas veces nos sorprendemos cuando pensamos que nuestro hijo no va a querer llevar las gafas y lo primero que hace al despertarse es ponérselas inmediatamente. Muchas veces digo en la consulta que el que un niño sea pequeño no quiere decir que no sea listo, y eso lo demuestra buscando ponerse ese artilugio que le permite ver bien, aunque suponga una pequeña incomodidad, pero que le facilita mucho su comunicación con el mundo.
El que un niño tenga que llevar gafas no es un plato de gusto para ningún padre, pero peor todavía es que nuestros hijos no puedan ver bien o limitemos su futuro desarrollo profesional por un déficit visual no corregido a tiempo.
Por todo ello, junto a los lápices y las mochilas, no olvidemos hacer una correcta revisión de la visión de nuestros hijos al inicio del nuevo curso escolar.